jueves, 30 de junio de 2011

@REDflexiona

La política está que arde. Por fin los ciudadanos han despertado de su letargado sueño, en el que vivían en un mundo feliz y perfecto cual "Matrix" creado por este sistema capitalista que nos gobierna. La crisis, en los principios económica, se ha demostrado que es más una crisis sociopolítica, una muestra de las tremendas disfunciones del sistema actual que en su día nos legaron nuestros padres y abuelos. Es natural y normal que los ciudadanos, y en especial los jovenes que hemos heredado este sistema en cuya construcción no hemos participado, hayan dicho basta y salgan a la calle. No es el sistema que queremos, y estamos seguros que tampoco es el sistema por el que lucharon nuestros antepasados. Es la hora de LA POLÍTICA, no de los políticos actuales que han tenido su oportunidad y nos han fallado.

Pero aun diciendo todo esto, debemos ser realistas y pragmáticos. Y no porque no debamos exigir lo imposible. De hecho me encanta la frase "TENEMOS SOL, ES HORA DE PEDIR LA LUNA". Al pedir que seamos realistas y pragmáticos me refiero a que debemos analizar fria y objetivamente como funciona el sistema actual, que no nos gusta y queremos cambiar, y como debemos hacerlo utilizando los mecanismos del sistema. Si estamos unidos podremos. Centremonos en los objetivos que compartimos la inmensa mayoría de los ciudadanos y no en los matices que nos separan.

Como ciudadano que defiende una ideología socialdemocrata, estoy desde hace tiempo muy indignado con el modelo actual de partidos políticos. Ya lo puse de manifiesto en anteriores entradas en este blog. Pero yo, al igual que muchos ciudadanos que opinan como yo, decidí canalizar mi indignación además de apoyando las protestas en la calle, militando en un partido político e intentando cambiarlo desde dentro. Yo no creo que el problema sean los partidos, sino su funcionamiento interno. Tampoco creo que el problema sea la representación parlamentaria, sino como se eligen a esos representantes. No creo que el fallo esté en la democracia sino precisamente en la falta de democracia en importantes componentes del sistema.

Un grupo de militantes de base del PSOE, que compartimos en lineas generales este planteamiento, hemos decidido dar la batalla no sólo en la calle, sino dentro del partido, haciendo una limpieza de arriba a abajo. Queremos que los indignados, de los que formamos parte muchos socialistas, tengan voz y voto en el PSOE. Queremos empezar el cambio obligando a los candidatos que se presenten a dirigir el partido en la provincia de Almería a apoyar un manifiesto y comprometerse a realizar las reformas que se piden en él. Solo de ésta manera obtendrán nuestro apoyo. Sabemos que la tarea no es fácil. Pero tenemos a nuestro favor la convicción de que el momento del cambio ha llegado, y que ninguno de nosotros vive ni pretende vivir de la política.

Me encantaría que nuestra voz llegara a todos los militantes del PSOE para que supieran que no están solos, que somos muchos los ciudadanos indignados que además militamos en este partido con tanta historía a sus espaldas, gracias al cual se lograron tantisimos avances sociales. Debemos recuperar la ilusión y la ACCIÓN para volver a su esencia y estar en la vanguardia de los cambios que debemos seguir haciendo si queremos lograr una sociedad más justa. Es hora de #REDflexiona r

jueves, 9 de junio de 2011

Reflexiones sobre la Globalización


Como se está demostrando con esta crisis mundial, las políticas neoliberales han fracasado. Hemos caido en el error de entrar en su juego quitandole poder a los gobiernos de estados democráticos. Creo que, al igual que en la construcción europea, hemos empezado la casa por el tejado, yendo demasiado rápido en el proceso al globalizar determinadas materias tan decisivas en nuestra vida, como es la economía. Hemos caído en la trampa de darles a las empresas un mercado global sin haber creado antes un "gobierno global" democrático (esta palabra es fundamental) que lo regule. Los supuestos organismos internacionales como el FMI, ONU, OMC, etc, no son elegidos por una ciudadanía mundial en unas elecciones democráticas, sino por unos políticos que a veces no sabemos muy bien a quienes representan.

Debemos obligar a las empresas que quieran vender en nuestros países, a someterse a un gobierno democrático elegido por sus ciudadanos, que a su vez son los consumidores de esas empresas. Si las empresas producen sus productos en países que no respetan las mismas reglas de nuestro llamado “Estado del bienestar”, que deberían respetar si producen en nuestro país (derechos humanos, derechos de los trabajadores, impuestos, respeto al medio ambiente, no-explotación infantil, inclusión de los discapacitados, etc), nos estamos haciendo un grave perjuicio como sociedad y terminaremos perdiendo los logros que tanto nos han costado conseguir.

Hagámonos las siguientes preguntas:

¿Quiénes se benefician de la globalización de la economía sin control gubernamental?

¿Qué ideología política ha sustentado esta desregulación?

¿Podemos competir los trabajadores de un “Estado del bienestar” con los trabajadores de los países sin derechos ni políticas sociales en un mercado laboral global?

¿Qué debemos globalizar primero: la democracia-derechos humanos o la economía?