jueves, 15 de noviembre de 2012

Señor Policía: Mejor ser titiritero que ser un títere



Ayer me llamaron de todo y me regalaron varias peinetas. El más simplista, como no, el del policía tan valiente él que iba con la cara tapada y dando puñetazos en la cara a chicas jóvenes. Cuando le reprendí por su actitud, se me puso chulo y le dije que demostraba muy mala educación por su comportamiento, me dijo que es que él no era tan listo pues no había estudiado como los titiriteros...


Es muy fácil opinar de lo que se desconoce. Si algo defendemos los trabajadores y trabajadoras del sector de la cultura es que una sociedad sin educación y cultura no tiene esa capacidad de crítica ni ese espíritu de búsqueda del conocimiento y la verdad que nos hace libres. Los que se quedan en las etiquetas de siempre como 'los subvencionados' 'los que no dan golpe o no quieren trabajar' 'los titiriteros'... Les pediría que se molesten en informarse con veracidad. ¿Me podrían decir que sector no está subvencionado? La banca (el que más), las autopistas privadas ahora en bancarrota, los colegios privados o concertados, los fabricantes de automóviles, la agricultura, la construcción de aeropuertos sin aviones, la producción de energía... ¿Sigo? ¿Saben en qué consiste el trabajo de la gente a la que critican o se han quedado en meras suposiciones? Cuando quieran les invito a acompañarme a una gira. Eso sí, que se remanguen porque van a sudar la camiseta. ¿Qué es peor, ser el titiritero o el títere de otro? Yo sinceramente prefiero ser titiritero (de marionetas no de personas) a ser un títere de ese 1% que dirigen el capitalismo. Entiendo que mucha gente se resista a despertar y encontrarse con una realidad que no le gusta y prefiera atacar al que le intenta abrir los ojos. Entiendo que al 1% tampoco le interese que la gente despierte y luche por cambiar las cosas. Esa ha sido siempre nuestra lucha y por eso nos atacan. Nunca lo tuvimos fácil y muchos han pagado un gran precio por hacer cultura. Que se lo digan a Federico García Lorca por poner un ejemplo. Pero no vamos a desistir y seguiremos intentando despertar al mayor número posible de personas para que, defiendan lo que defiendan, lo hagan por libre elección y no por desconocimiento o ignorancia.

martes, 13 de noviembre de 2012

¡TODOS A LA HUELGA GENERAL!


Son las 17:00 y ya me estoy preparando el kit de manifestante. Me voy a una concentración a las 22:30 en la plaza Santa Ana de los trabajadores y trabajadoras del sector de la cultura para comenzar juntos esta Huelga General. La noche va a ser larga. La Huelga empieza a las 00:00 de esta noche y yo voy a ejercer mi derecho desde el minuto uno. Muchos ciudadanos ya nos estamos movilizando convencidos de que esta huelga no va a ser una más... Esta Huelga debe ser un grito ensordecedor de la ciudadanía indignada por esta estafa monumental que nos quieren colar como "crisis" y pasarnos la factura para que la paguemos vendiendo nuestros derechos adquiridos con muchas luchas y guerras en el pasado. Debemos dejar de lado las banderitas que nos dividen (regionales, de partidos, de sindicatos, etc) y gritar todos juntos "¡BASTA YA! ¡Estamos hartos de que nos engañéis y robéis impunemente!". Nosotros somos los soberanos y vosotros estáis a nuestras órdenes. Somos los que os pagamos el sueldo. Somos los que tomamos las decisiones que vosotros simplemente debéis ejecutar. Aunque elijamos (de aquella manera...) a representantes para facilitar la toma de decisiones, las decisiones en última instancia las tomamos nosotros: los ciudadanos. Este #14N es una magnífica ocasión para recordárselo a ese 1% que nos está ESTAFANDO. Si siguen sin escucharnos habrá que ir desempolvando las guillotinas...

¡OS ESPERO EN LAS CALLES! ¡TODOS A LA HUELGA GENERAL!

lunes, 8 de octubre de 2012

Fragmentos sobre España de "El invierno del mundo" (Ken Follet)


En una España que, en un intento improductivo de cerrar las heridas de una guerra civil, aún no se ha sentado a debatir serenamente las razones del surgimiento del fascismo, tienen que venir de fuera a impedir que algunos malintencionados traten de reescribir la historia. Afortunadamente nuestra historia es una parte de la historia de Europa y del mundo y es difícil de cambiar sin el consentimiento de todos los implicados.

Hace unos días que se ha publicado una nueva novela de Ken Follet, El invierno del mundo (continuación de "La caída de los gigantes". Será leída por millones de personas en todo el mundo. La historia se desarrolla después de la primera guerra mundial y el surgimiento del fascismo. Aunque en forma de novela cuenta historias que han sucedido y hemos empezado a olvidar. Se menciona en varias ocasiones la situación de España:


—Ya basta de tanto hablar de mujeres —dijo Cara—. Billy, cuéntanos qué noticias hay de España.

—La cosa está mal —contestó él.

Europa entera estaba pendiente de España. El gobierno de izquierdas que había salido elegido el pasado mes de febrero había sufrido una tentativa de golpe de Estado apoyado por los fascistas y los conservadores. El general rebelde, Franco, había conseguido el respaldo de la Iglesia católica. La noticia había sacudido el resto del continente como si fuera un terremoto. Después de Alemania e Italia, ¿también España, de pronto, caería bajo la maldición del fascismo?

—La sublevación ha sido una chapuza, como seguro que sabréis ya, y ha estado a punto de fracasar —siguió contando Billy—. Pero Hitler y Mussolini han acudido al rescate y han salvado el alzamiento transportando por avión a miles de soldados rebeldes de refuerzo desde el norte de África.

—¡Pero los sindicatos han salvado al gobierno! —intervino Lenny.

—Eso es cierto —dijo Billy—. El gobierno ha reaccionado con lentitud, pero los sindicatos se han puesto al frente organizando a los trabajadores y proveyéndolos de armas que han sacado de arsenales militares, buques de guerra, armerías y de allí de donde las han podido encontrar.

—Al menos alguien contraataca —dijo el abuelo—. Hasta ahora los fascistas se han salido con la suya en todas partes. En Renania y Abisinia simplemente hicieron acto de presencia y cogieron lo que les dio la gana. Gracias tenemos que darle a Dios de los españoles, vaya. Han tenido suficientes agallas para oponerse.

Se produjo un murmullo de aprobación entre los hombres que estaban apoyados en las paredes.

Lloyd recordó de nuevo aquel sábado por la tarde en Cambridge. También él había dejado que los fascistas se salieran con la suya. Bullía por dentro de frustración.

—Pero ¿pueden imponerse? —preguntó el abuelo—. Parece que ahora lo crucial son las armas, ¿verdad?

—Justamente —dijo Billy—. Los alemanes y los italianos suministran armamento y munición a los rebeldes, y también aviones de combate y pilotos. Pero al gobierno de España elegido en las urnas no lo ayuda nadie.

—¿Y por qué demonios no? —preguntó Lenny, enfadado.

Cara levantó la mirada desde los fogones. Sus oscuros ojos mediterráneos refulgían en un gesto de desaprobación, y Lloyd creyó ver en ellos a la chica guapa que había sido su abuela una vez.

—¡No quiero palabrotas en mi cocina! —advirtió.

—Lo siento, señora Williams.

—Yo puedo explicaros el verdadero porqué —dijo Billy, y todos los hombres callaron para escucharlo—. El primer ministro francés, Léon Blum, socialista, como ya sabéis, lo tenía todo dispuesto para enviar ayuda. Ya cuenta con un vecino fascista, Alemania, y lo último que quiere es un régimen fascista también en su frontera sur. Enviar armas al gobierno español pondría en pie de guerra a toda la derecha francesa, y también a los socialistas católicos del país, pero eso Blum podría soportarlo, sobre todo si tuviera el apoyo británico y pudiera decir que armar al gobierno de España es una iniciativa internacional.

—¿Y qué se torció? —preguntó el abuelo.

—Nuestro gobierno le quitó la idea de la cabeza. Blum vino a Londres y el secretario del Foreign Office, Anthony Eden, le dijo que no lo secundaríamos.

El abuelo montó en cólera.

—¿Por qué necesita ningún apoyo? ¿Cómo puede un primer ministro socialista dejarse mangonear así por un gobierno conservador de otro país?

—Porque también en Francia existe el peligro de un golpe de Estado militar —explicó Billy—. Allí la prensa es de la derecha más recalcitrante, y están espoleando a sus propios fascistas hasta límites insospechados. Blum podría enfrentarse a ellos con el apoyo de Gran Bretaña… pero quizá no sin él.

—O sea, ¡que otra vez tenemos que ver cómo nuestro gobierno conservador adopta una actitud benévola con el fascismo!

—Todos esos tories tienen dinero invertido en España: vino, carbón, acero, industrias textiles… y les da miedo que el gobierno de izquierdas acabe expropiándolo todo.

—¿Qué dice Estados Unidos? Ellos creen en la democracia. ¿No están dispuestos a vender armas a España?

—Se diría que sí, ¿verdad? Pero existe un influyente grupo católico muy bien financiado, encabezado por un millonario llamado Joseph Kennedy, que se opone a enviar cualquier tipo de ayuda al gobierno español. Y un presidente demócrata necesita el apoyo de los católicos. Roosevelt no hará nada que ponga en peligro su new deal.

—Bueno, de todas formas sí hay algo que podemos hacer —dijo Lenny Griffiths, y en su expresión se reflejó toda su rebeldía adolescente.

—¿El qué, Len, muchacho? —preguntó Billy.

—Podemos ir a España a luchar.
Mientras tanto, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos habían llegado a un acuerdo con Alemania e Italia para adoptar una política de no intervención en España, lo cual quería decir que ninguno de ellos suministraría armas a ninguno de los dos bandos. Solo eso ya había puesto furioso a Lloyd: ¿es que las democracias no tenían el deber de apoyar a un gobierno elegido en las urnas? Pero la cosa era aún peor, porque Alemania e Italia quebrantaban ese acuerdo todos los días, tal como la madre de Lloyd y el tío Billy advertían en los numerosos mítines públicos que habían celebrado ese otoño en Gran Bretaña para hablar de la cuestión española. El conde Fitzherbert, como ministro del gobierno responsable, defendía su política con firmeza y decía que no había que armar al gobierno de España por temor a que se decantara hacia el comunismo.

Aquello, tal como Ethel había expuesto en un discurso mordaz, era la pescadilla que se mordía la cola: la única nación que estaba dispuesta a apoyar al gobierno español era la Unión Soviética, de modo que era natural que los españoles quisieran acercarse al único país del mundo que les ofrecía ayuda.

Lo cierto era que los conservadores tenían la sensación de que España había elegido a unos representantes peligrosamente izquierdistas. A hombres como Fitzherbert no les desagradaría ver que el gobierno español era derrocado por la fuerza y sustituido por otro de extrema derecha. Lloyd hervía de frustración.
El Consejo del Pueblo Judío contra el Fascismo y el Antisemitismo, fundado por el propio Bernie y más personas hacía tres meses, había hecho un llamamiento a una contramanifestación multitudinaria para impedirles a los fascistas la entrada a las calles judías. Su lema era una frase en español: «¡No pasarán!», el grito de los defensores antifascistas de Madrid. Lloyd se preguntó por qué aquellos que querían destruir todo lo bueno de su país eran precisamente los que más prisa se daban en enarbolar la bandera nacional.







miércoles, 26 de septiembre de 2012

¡Españoles! ¡La Constitución ha muerto!



Esa Constitución que la mayoría de ciudadanos (todos aquellos que no superen los 55 años) no hemos ni siquiera podido votar. Se están violando sistemáticamente todos sus artículos por nuestros "REPRESENTANTES", esos que se escandalizan porque el pueblo se manifieste frente al congreso y le llaman incluso "golpistas". Los golpistas son ellos que nos han robado la soberanía con la excusa de que votamos cada cuatro años unos programas electorales que luego incumplen en un descarado fraude electoral que convierte a los sucesivos gobiernos aunque legales en ilegítimos.

Ayer fué una muestra más de esa muerte anunciada. Intentaron desprestigiar una manifestación surgida del pueblo, sin partidos ni sindicatos, porque nos empiezan a tener miedo. Saben que se les ha ido de las manos y que se les va a terminar la buena vida. No les bastó con decir que era una manifestación de "golpistas" que querían asaltar el congreso. Yo no vi tanques, ni ejercito, ni arma alguna que pudiera servir para asaltar el congreso, no sé en qué se basan para hacer semejante demagogia. Como no consiguieron provocar a los pacíficos ciudadanos que allí nos manifestábamos, infiltraron, como es su costumbre, a policías disfrazados de "radicales", esos "nazis" de los que hablaba la delegada del gobierno de Madrid que estaban detrás de la convocatoria, para que crearan actos violentos y así poder justificar las cargas policiales y desalojar aquella manifestación tan "minoritaria" y "que había sido un fracaso" según la misma delegada y los medios de manipulación de la ultraderecha ya desde las 12 de la mañana (la concentración empezaba a las 17:30).

Aquí os dejo un vídeo en el que se ve como los encapuchados que comienzan a pegar a los policías, 3 minutos después están ayudando a esos mismos policías a detener a manifestantes:


Ni derecho al trabajo, ni derecho a una vivienda digna, ni derecho a una sanidad y educación públicos de calidad, ni derecho a una información libre y veraz, ni derecho a unos tributos justos y progresivos... ¿Cuántos artículos de nuestra Constitución tienen que incumplirse para que TODOS LOS ESPAÑOLES vayamos a manifestarnos al Congreso, símbolo de la soberanía nacional (si, símbolo pues la soberanía recae en el pueblo según la Constitución)?

jueves, 31 de mayo de 2012

Mi baja como militante en el Psoe

Definitivamente el Psoe no tiene arreglo, como no lo tiene tampoco el PP. Me ofendió mucho la campaña PPsoe, Nolesvotes, etc. pues me sentía atacado por seguir sintiéndome socialista aunque no compartiera la línea de la dirección del Psoe. Pero en estos 6 meses que llevamos de nueva legislatura me ha quedado claro que el bipartidismo es un gran error mientras sigamos sin partidos con democracia interna y una ley electoral justa. No abandoné el Psoe de Almería por encontrar a un grupo de socialistas que pensaban como yo, pero es paradójico que los encontrara al participar en una reunión de Equo donde me hablaron de ellos.

Después de una larga "REDflexión", un año exactamente, me arrepiento de haber votado al Psoe en las generales y no apostar por otros partidos. Miedo a lo desconocido, imagino, y a una mayoría absoluta del PP que ya sabía a donde nos llevaría. Pues lo siento pero estamos ya tan mal, al borde de la intervención por culpa de los dos grandes partidos con la corrupción integrada en toda su organización que ya no tengo miedo a que lo que venga sea peor que lo que tenemos. Me niego a darle más oxígeno a un Psoe que está copiando la estrategia de Rajoy: hacerse el muertito a ver si el PP se hunde y vuelven ellos. Pues conmigo que no cuenten. Me niego a seguir apoyando a algún partido que no sea transparente, democráticamente ejemplar, coherente y que exija responsabilidades penales a sus miembros corruptos.

Hemos mirado durante demasiado tiempo como se corrompía nuestra sociedad y democracia sin exigir responsabilidades, justificando incluso a quien lo hacía con "lo hacen todos". Y no me refiero sólo a los políticos, sino a amigos, familiares y a nosotros mismos. Hemos apoyado con nuestros actos o silencio esa corrupción generalizada que, como bien decía anoche El Gran Wyoming en el intermedio, lo que nos tendría que hacer pedir es un Rescate Moral más que económico. Y es que es responsabilidad de todos, de unos más que de otros pero de todos, el que estemos en la situación en la que nos encontramos. No por "haber vivido por encima de nuestras posibilidades" como nos intentan vender los neoliberales, sino por autoengañarnos al pensar que por tener a unos políticos, les votemos o no cada cuatro años, nos exime de toda responsabilidad sobre sus decisiones. Pues si la tenemos y ya es hora de que actuemos como ciudadanos responsables que no permiten este nivel de corrupción que nos va a salir muy caro. Y eso empieza por exigir una verdadera democracia y dale nuestro apoyo a quienes la practican y quitarselo a quienes no lo hacen.